EL GUARDAPOLVO BLANCO ES HOY EL UNIFORME DE LOS NIÑOS POBRES
Por enrique Oliva
He leído polémicas recientes sobre educación pública y privada. No quiero entrar en la pesada discusión academicista. Sólo deseo señalar que actualmente impera un sistema injusto y discriminatorio para los niños.
Recuerdo que dos pontífices han ponderado la iniciativa argentina de imponer el guardapolvo blanco en la escuela primaria, tanto pública como privada, medida que alcanzó también a maestros y maestras.
La cursilería de nuestra clase media (o media sin clase), se interesa en la enseñanza privada para que sus chicos lleven ropa distinta y sus escuelas nombres ingleses y no de próceres criollos, que los hay.
Así, el humilde pero argentino guardapolvo blanco, símbolo de la igualatoria común pureza, se ha convertido hoy en el uniforme de los niños pobres. La Revolución Francesa dispuso algo similar, pero en color gris.
Tengo en mi casa un dibujo sin palabras, muy ilustrativo, de Serguei, caricaturista argentino que trabaja para “Le Monde” en París. Presenta a un chico de guardapolvo y zapatillas rotas, con un remedo de cuaderno bajo el brazo, que mira desde la calle a tres niños saliendo de una escuela “inglesa”, con sus llamativos uniformes. Sobre la cabeza del pobre sale lo que esta pensando, viéndose grande y flaco, con remendado mameluco y una “llave inglesa” en su mano, mientras que a los tres muchachos de familias acomodadas los imagina mayores y gordos. Uno de ellos está vestido de militar, otro de obispo y el último con galera y grueso habano, pues así se representaba a los banqueros. Esas tres figuras ilustraron por muchos años al Partido Socialista en afiches y panfletos, agregándoles: “Los chupasangres de los trabajadores”. Es cierto, los socialistas han cambiado radicalmente: ahora su emblema es una rosa.
Por exagerado que parezca el ejemplo, sirve para ponernos en la mente del pibe pobre, acomplejado, resignado, pensando en su limitado futuro. Esto ocurre en nuestro país, donde en otros tiempos repetíamos: “En la Nueva Argentina los únicos privilegiados son los niños”. Es de esperar principios de soluciones rápidas y creíbles, antes que niños y jóvenes sigan engrosando las manifestaciones de piqueteros, sin necesidad de recurrir a la represión que será la peor de las salidas.
Hoy la crisis alcanza cada día a más familias, muchas de ellas, que ya hacían grandes esfuerzos por conservar lo que creían una posición social alta al mandar los hijos a escuelas privadas, Ahora están sufriendo horrores para mantener su status de medio pelo, ante el temor de que suban las cuotas en la enseñanza privada.
Es muy raro encontrar un ministro de educación nacional o provincial que mande sus hijos a escuelas públicas. Sin embargo, conozco otros que aceptan ese cargo siendo propietarios de colegios privados recibiendo subvenciones estatales. En tales condiciones serán difíciles las soluciones.
Recuerdo la época de Frondizi cuando tanto se luchó entre partidarios de la enseñanza laica o libre. Una noche se celebraba un plenario de secretarios generales de gremios de todo el país en la Unión Obrera Metalúrgica, y se presentó allí un grupo de dirigentes de la FUBA para pedir la adhesión de la CGT en su oposición a la enseñanza privada. No fueron atendidos los estudiantes, porque los trabajadores no olvidaban que ellos habían colaborado con el golpe de 1955 integrando comandos civiles armados para desalojar sindicatos. También recordaban que los fubistas habían hecho de rompehuelgas, especialmente en el paro de los tranviarios, cuando esos “niños bien progres” manejaban los tranvías acompañados por un soldado con bayoneta calada a su lado. No obstante, un vocero salió a darles la opinión sindical sobre el tema: “En las actuales circunstancias políticas (año 1958 y ya estábamos maniatados al FMI), no creemos en la enseñanza libre mientras nuestro país no sea libre, y en esto último estamos trabajando”.
Prefiero mantenerme con los pies sobre la tierra, aquí y ahora, aunque me crean sensiblero o nostálgico del 55. Añoro el guardapolvo blanco obligatorio para los niños, que lucí siempre limpio y almidonado por las manos de mi madre. Es importante por lo menos en la enseñanza primaria, como forma de igualdad, igualdad que de negarse a tan corta edad, puede marcarlos agresivamente.
Creo que la discriminación de los niños pobres, con uniforme de tales, es un triste anticipo injusto a lamentables ideas de futuro.
Sería muy simple volver a exigirse el guardapolvo blanco, por lo menos en la enseñanza primaria, aunque se afecte el negocio de los trajes con escudos y leyendas en inglés. No se perderán empleos. Por el contrario, se sumarán otros, con valor agregado de dignidad.