viernes, 17 de octubre de 2008

“LA REVOLUCIÓN ESTÁ VIVA”


Se han dicho muchas cosas sobre este día, pero a veces siento que hemos guardado silencio sobre lo más importante: el real significado de la palabra lealtad.
No hablo del significado que da el diccionario, hablo del sentimiento. Del que hemos demostrado, luchando para repatriar a nuestro líder, y lo hicimos, el mes que viene será un nuevo aniversario del retorno. Del que hemos demostrado con más de cincuenta años de sangre peronista derramada sobre el suelo de la Patria que soñamos Justa, Libre y Soberana.
Del 17 de Octubre del 45, cruzando a nado el riachuelo para reclamar por la libertad de Perón, mientras descansábamos nuestras “patas” en la fuente, para espanto de los oligarcas que no nos entendieron entonces, y no nos entenderán nunca.
Del ramito de flores dejado, aun a riesgo de la propia vida, en cada lugar donde intentaban esconder el cuerpo de Evita, de la vela encendida, para que no faltara luz a su recuerdo.
De los fusilados por la espalda, cobardemente. De los que caían ensangrentados gritando “¡Viva Perón, carajo!”, en un último acto de coraje y rebeldía.
Tanta es la lealtad hacia la causa, que ni siquiera se nos es permitido morir. Los verdaderos compañeros, que ya no están físicamente con nosotros, jamás murieron, pasaron a integrar los comandos celestiales. Desde ahí, dirigidos por el General y la eterna compañera Evita, nos alientan en la lucha, cada vez que recordamos sus vidas llenas de sacrificios, en cada obra realizada, en cada mano tendida a los mas necesitados, en cada abrazo descamisado en el que nos fundimos cuando alguna ocasión nos encuentra, celebrando, planeando, militando, alzando nuestras banderas.
El peronismo no es un partido político, es un sentimiento, es el amor a la Patria, a los hijos, al futuro enorme, lleno de esperanza.
El 17 de octubre, es nuestro cumpleaños, un nuevo aniversario del nacimiento de ese grito de los laburantes, con las manos ajadas y el cuero curtido de soles a destajo, diciendo que llegamos para quedarnos, que estamos de pie, que no abandonaremos esta batalla. El futuro de la Patria es nuestro, porque la Revolución está viva en cada uno de nuestros corazones.
Quienes creen que comer un choripán, o más de uno, o cantar la marchita es lealtad, no saben lo que ser leal al mandato del General y de Evita. Nuestras obligaciones son otras, bastante distintas. El mandato es proteger al desprotegido; estar con los débiles, siendo más justos que la justicia. Hablamos de lealtad con riesgos y sacrificios, de esa que conoce la familia de cada uno de los compañeros que dejaron su vida en la lucha, porque los traidores, se la grabaron con sangre.

Natalia Jaureguizahar