viernes, 30 de abril de 2010

1º de Mayo, Día del Trabajador


Cuando en los hogares argentinos se carecía de todo, cuando los trabajadores no podían tender su mesa, cuando el niño estaba abandonado como lo estaban los ancianos y cuando no había más que desesperanza para todos los humildes y sólo gozaban de la riqueza de nuestro país, unas pocas familias privilegiadas; en ese momento surgió un hombre que, cansado de tanta injusticia y de ver sufrir a la patria dominada por capitales extranjeros; desde la Secretaría de Trabajo y Previsión comenzó remediar tanta injusticia.

Fueron años dorados para la clase trabajadora, que pasó de ser, poco menos que esclavos, a gozar de todos los derechos. Derecho a un sueldo digno, al descanso dominical, a las leyes sociales, vacaciones pagas y obligatorias, y un sueldo anual complementario, conocido cómo aguinaldo.

Después de las conquistas del Justicialismo, la fiesta de los trabajadores argentinos se basa en la felicidad de los humildes, de los anónimos héroes que forjan la Patria cada día con el esfuerzo de sus manos.

Es el deseo de quienes queremos un país mejor, forjado desde el trabajo, que se cumpla aquel viejo augurio que acompañaba algunas tarjetas de salutación de aquellos gloriosos años peronistas:

Que haya una sola clase de hombres: los que trabajan;
Que no existan más privilegiados, que los niños;
Que nadie se sienta más de lo que es ni menos de los que puede ser;
Que los gobiernos de las naciones hagan lo que los pueblos quieran;
Que cada día los hombres sean menos pobres
Que todos seamos artífices del destino común.

Y que cada día, los argentinos, seamos un poquito más felices.


¡Feliz día, Compañeros!