domingo, 28 de septiembre de 2008

La Constitución del '49, Una Causa Nacional

La historia que rodeó la Constitución de 1949

Invitado por la Comisión Directiva del Partido Justicialista, el abogado y asesor comercial Luis Alberto Terroba presentó su libro “La Constitución Nacional de 1949 - Una Causa Nacional”, obra a través de la cual se informa sobre uno de los tantos “agujeros negros” de la historia argentina, como lo es aquella reforma constitucional -que duró seis años- derogada por decreto de un gobierno de facto.
“Sólo el cadáver de Eva Perón ha sufrido tantos ultrajes como la Constitución Nacional de 1949”, opina Alberto Gonzáles Arzac, en las palabras preliminares de la obra en la que Terroba desgrana la historia de esa “ley superior”, única, sagrada e intocable en todos los países del mundo, menos en el nuestro.
Las constituciones nacen por la voluntad de un poder constituyente que detenta el pueblo, y sus modificaciones o derogación solo se dan a través de la intervención de los poderes delegados en el Estado, elegidos democráticamente. En este caso particular, Terroba saca a la luz a uno de los hechos más oscuros e inentendibles que ocurrió en 1955, donde la Constitución escrita, aprobada y en vigencia, se derogó a través del decreto 42. “El golpe usurpador de 1955 no admite comparación con el usurpador de 1930, ya que éste, de igual signo político y con la misma ilegitimidad, respetó formalmente la Constitución. La usurpación de 1955 no dejó de violar ningún precepto legal de los creados y elaborados por la jurisprudencia nacional e internacional. Fue violatorio de la Constitución de 1949 y de la reformada y, ya no vigente, de 1853. Fue la colonización más brutal que sufriera la República Argentina.
Ni siquiera la falsificada doctrina de facto, recubriendo la usurpación, fue suficiente para disfrazar la manifiesta ilegalidad del régimen”, planteó el escritor.
Vale aclarar que este período, denominado “Revolución Libertadora” no se identifica con los gobiernos de iure ni con los gobiernos de facto. Podría decirse que se produce una alternancia entre ellos. Los gobiernos de Lonardi, Aramburu, Guido, Onganía y Levingston no contaron con legalidad, ya que estos no se ejercieron respetando las leyes. Justificando esto último puede señalarse, entre otras cosas, que Lonardi disolvió el Congreso e intervino todas las provincias; Aramburu implantó la ley marcial y proscribió al Partido Peronista (derogando también su Constitución); Guido proscribió la Unión Popular. La pregunta, entonces, es porqué fue derogada esa Constitución: según explica el autor, porque plantea claramente la doctrina nacionalista que era base del peronismo.
Más adelante interroga porqué los gobiernos democráticos no recuerdan la existencia de una Constitución cuya derogación era ilegal, por qué la Constitución de 1994 no la menciona como antecedente, porqué en las clases de las facultades de Derecho tampoco se la nombra. Quizás el secreto esté en los artículos 36 al 40, en los cuales se alude a los derechos de la familia, los niños, los ancianos, los trabajadores, la protección de la cultura nacional y también un artículo que podría haber cambiado el rumbo del desarrollo económico del país, ya que establece con rango constitucional que
“los minerales, las caídas de agua, los yacimientos de petróleo, de carbón y de gas, y las demás fuentes naturales de energía, con excepción de los vegetales, son propiedades imprescriptibles e inalienables de la Nación, con la correspondiente participación en su producto que se convendrá con las provincias”.
Es decir que si hubiera estado vigente esta Constitución, no se hubiera podido llevar a cabo la privatización de los ‘90, que dejó tantas familias sin fuente de trabajo y al país sin recursos genuinos.

Norma Migueles.

Publicado en el diario "El Informe", 23/09/2008

Nota: estamos trabajando para poner en breve las grabaciones de la disertación y todo el material que nos sea posible para ayudar a la difusión de este tema, tan importante para todos los argentinos.

jueves, 25 de septiembre de 2008

¡COMPAÑERO RUCCI, PRESENTE EN EL CORAZON DEL PUEBLO!






Un 15 de marzo de 1924 nacía José Ignacio Rucci en Alcorta, un pueblo que se ganó un lugar en la historia de nuestro país por las rebeliones rurales del de comienzos del siglo XX.

En 1946 comenzó a formarse en la tarea sindical. Luego de la autodenominada Revolución Libertadora que derrocó al gobierno Constitucional de Juan Domingo Perón en 1955, la figura de Rucci cobra relevancia, por su actuación como miembro activo de la Resistencia Peronista. Fue encarcelado en varias oportunidades por ser orador en los actos que desafiaban el Decreto 4161, que prohibía cantar la marcha peronista o nombrar a Perón; Congresal de su gremio ante la CGT; partícipe destacado en la conformación de las 62 Organizaciones Peronistas.

Tras el nacimiento de las 62 organizaciones, rama política de la CGT, Rucci comenzó a escalar posiciones rápidamente junto a Augusto Timoteo Vandor dentro del movimiento sindical.
En 1970 logró el cargo de secretario general de la CGT y desde allí fue uno de los impulsores del regreso de Juan Domingo Perón al país.

Rucci llegó a ser un protagonista fundamental de una de las últimas estrategias de Perón: la implementación del “Pacto Social”, que permitió a los trabajadores alcanzar el mayor nivel histórico en el reparto de la riqueza. La denominada “burocracia sindical” que las organizaciones de ultraizquierda y la guerrilla peronista resumían en la persona del Secretario General de la CGT, era sólo una pantalla que reflejaba el verdadero enfrentamiento con Perón.
Dijo al firmar, demostrando una vez más la firmeza de sus convicciones “Yo se que con esto estoy firmando mi sentencia de muerte, pero como la Patria está por encima de los intereses personales, lo firmo igual”.

Ante el rotundo triunfo de la fórmula Perón-Perón, el 23 de septiembre de 1973, con el 62 % de los votos, Rucci festeja el resultado y anuncia el “reinicio de la revolución justicialista interrumpida en 1955”. Alerta que el camino no será fácil, ni las soluciones rápidas, “pero empezamos a andar y eso es lo importante”. Su discurso no se limitaba a la decadencia económica, sino que también aludía a la decadencia “Espiritual y Cultural”. Días mas tarde no se hace esperar la respuesta de los infames traidores.

El 25 de septiembre, pocos días antes de ver a Perón asumir por tercera vez la presidencia, casi al mediodía, cuando estaba trabajando junto un pequeño grupo de dirigentes sindicales en una vivienda prestada, José Ignacio Rucci fue asesinado. Tenía sólo 49 años y dejaba a Coca, su compañera de toda la vida, y dos hijos: Aníbal de 14 años y Claudia de 9 años. El acusado de ladrón y burócrata sindical dejó como única herencia una casa en la Matanza y un auto usado.
¿Quiénes fueron? La respuesta es contundente. La conducción unificada de FAR y Montoneros.
Por otro lado se describe aquí el dolor de Perón quien al dar el pésame a la señora de Rucci le expresó: “Me mataron al hijo. Me cortaron el brazo derecho”. También sintetiza toda una trayectoria que convierte a este dirigente como un verdadero arquetipo de los trabajadores argentinos: “En las calles de Flores quedaron para siempre los recuerdos del boyero de Alcorta, del mozo de bar, del tornero de Ubertini, del delegado peleador de CATITA, del fundador de las 62 Organizaciones, del orador del Luna Park, del preso de Frondizi, del metalúrgico relegado por Vandor, del duro organizador de de la Seccional San Nicolás, de aquel que deseaba ‘mirar a los ojos de sus enemigos’ y que en definitiva terminó asesinado por la espalda aquel 25 de septiembre de 1973”.

A los Montoneros les faltó coraje para asumir públicamente el asesinato de Rucci, pero les sobró cinismo e imaginación para bautizar la acción comando: “Operación Traviata”, haciendo referencia los 23 agujeritos que tiene esta galletita, tantos como las balas que impactaron en el cuerpo del sindicalista.

El asesinato de leal compañero, marcó la profundización de un conflicto que se daba en el seno del Movimiento Nacional Justicialista. El general Perón, con sus muchos años a cuestas y viniendo a liberar a la nación, pero también a unir a los argentinos, debería enfrentar el problema que parecía ya no detenerse. Por un lado, la vieja guardia, los peronistas de antaño, de la resistencia heroica. Por el otro, sectores que no necesariamente venían de casas peronistas, en general jóvenes que reclamaban cambios inmediatos y se lo hacían saber al conductor.
El general debía conducir, ésa era su especialidad y por algo se convertiría en el político más importante de la historia de nuestro país. Pero no todos pensaban como él, ni en su concepción doctrinaria, ni en los medios aptos para la construcción política de la hora. Y estaban dispuestos a tirarle un cadáver –o varios- para inclinar la balanza en su favor. Entre tanto, compañeros de todos los sectores, a veces llevados por la pasión de la época, a veces por mal digeridas influencias extrañas en lo ideológico, justificaban cualquier medio para el accionar político, hasta hacer valer nada la vida de un leal servidor del pueblo y del movimiento. No sería el único caso por cierto, y la espiral de violencia en la que se sumía el peronismo se llevaría militantes valiosos y -seguramente- la salud del líder, que por todos los medios a su alcance, trataba de integrar armónicamente a todos los sectores políticos a un proyecto que superaba ampliamente todo interés coyuntural, y donde se jugaba nada menos que el destino de la nación.

Juan Domingo Perón pensaba en grande, a largo plazo, predicando que no había nada mejor para un argentino que otro argentino y que -por ende- era irracional enfrentarse con la violencia cuando era un gobierno legitimado por el pueblo argentino el que regía los destinos de la comunidad. Y eso fue entendido perfectamente por muchos, incluso por antiguos adversarios que colaboraron estrechamente con el gobierno. Y dentro del peronismo, figura fundamental para la participación del movimiento obrero organizado, era el compañero José Ignacio Rucci. Por eso las armas lo apuntaron. Por eso las balas lo mataron. Y con su sangre mártir de la patria, prestó su último servicio a la causa, porque desenmascaraba a los enemigos de la revolución en marcha.
Han pasado 35 años… el cobarde crimen sigue impune. Y sus autores, intelectuales y materiales, impunes y hasta con cargos en el gobierno. En memoria del compañero Rucci, decimos ¡NO! a la impunidad de este gobierno, que escudándose en los Derechos Humanos, esconde, aviesamente, sus verdaderas intenciones: llevar a cabo el Proyecto de País que, en su momento, quisieron imponer, allá en los 70, traicionando al Pueblo y a su Líder, y segando la vida de valiosos compañeros.


Hoy vemos que la familia Rucci, ha tomado la decisión HISTORICA, de reivindicar la memoria del compañero Rucci, para que, por fin, su alma descanse en paz, junto a nuestro querido General Perón y nuestra Santa Evita.


A 35 AÑOS DEL TRAIDOR ASESINATO RENDIMOS HOMENAJE EN SU HONOR Y MEMORIA, CON LA HUMILDAD QUE EL NOS LEGO, PERO TAMBIEN CON LA FUERZA Y CORAJE CARACTERISTICO DE LOS PERONISTAS, PARA DECIR LAS COSAS POR SU NOMBRE. PARA EL COMPAÑERO José Ignacio Rucci EJEMPLO DE MILITANTE Y DIRIGENTE PERONISTA.


Facundo Quevedo-U.E.S. "Brigadier Gral Lopez"

Natalia Jaureguizahar-Agrupación Arturo Jauretche

Javier Taillant-Movilización Peronista San Juan

martes, 23 de septiembre de 2008

ESTO es democracia


A 61 años de la proclamación del voto femenino



¡Gracias, Compañera Evita!

lunes, 15 de septiembre de 2008

USTED NO VOLVERÁ

El 16 de Septiembre de 1955, las Fuerzas Armadas Argentinas se olvidaron que las armas se las da el pueblo para defenderlo, y no para alzarse contra el.

Los fusiladores tomaban el poder. Ya habían demostrado su furia asesina en el bombardeo cobarde y asesino a civiles inocentes en Plaza de Mayo, en el cañoneo sobre Mar del Plata, en las bombas colocadas por los comandos civiles, para matar obreros en las puertas de los subtes. Quince mil compañeros presos, un millón de desocupados y un sin número de muertos, que tiñeron con su sangre de peronista este suelo.

El desprecio por la vida, y la crueldad de los golpistas no tuvo límites. Fusilaron a la Patria vilmente, en la figura de Valle, cobardemente, por la espalda, en León Suárez. Anónimamente, en las esquinas, en las fábricas y las casas obreras.

“En cada cementerio hay una tumba abierta por sus manos” escribía Susana Valle a Aramburu en Junio del 63, año en que el General golpista presentaba su candidatura a Presidente.
“…. El suyo es un camino tenebroso de sangre, de humillación y de dolor…”, continúa “…solo la antipatria y el odio podrán poner en las urnas su boleta. El pueblo no lo hará y UD. NO VOLVERÁ JAMÁS A ENSANGRENTAR ESTA TIERRA”


Natalia Jaureguizahar
La imagen que ilustra esta nota es gentileza de EDITORIAL TIZA Y CARBÓN

lunes, 1 de septiembre de 2008

Felices Sueños…


El artículo 40 de la Constitución de 1949 establecía el derecho del Estado a intervenir en la economía y a tener el monopolio de explotación de determinadas actividades de valor estratégico político. Las fuentes naturales de energía, con excepción de las vegetales, pasaban a ser del dominio de la Nación, como así también los servicios públicos y el control del comercio exterior.
Leyendo éste pequeño fragmento, de un solo artículo, podemos tomar conciencia que motivaciones impulsaron a borrar con sangre, torturas y desapariciones, a la Constitución del `49. Lo que comenzó con el golpe del `55, se afirmó con la llegada de Martínez de Hoz en 1976, y se “legalizó” en el acuerdo Alfonsín Menem, de 1994. En nuestros días, vivimos las consecuencias, con la pulseada del campo contra el Estado nacional. En futuro cercano tendremos la guerra de Irak trasladada a nuestro territorio como forma de robarnos nuestra agua potable. Si usted se anima a analizar este pequeño texto, posiblemente no brinde tan divertido, a fin de año si tiene hijos y nietos; digo, si tiene conciencia del futuro que nos está esperando. Por el momento, mientras estamos entre brindis y brindis; “ellos" disponen de la “legalidad” regalada… ¿regalada?, por los dos ex presidentes, además de las pistas para aviones de combate en el sur de nuestro país, en nuestro territorio: inversión que no fue hecha para hacer turismo… precisamente. La Constitución del `49, también había dispuesto la justicia social que hoy nos haría falta recuperar; se decidió con los Derechos de la ancianidad; de la familia; de la seguridad social; de la cultura y la educación, además de muchos otros, que no podemos ni siquiera esbozar por falta de espacio.
Recuperar la Constitución de 1949, se nos está haciendo una cuestión de vida o muerte, me estoy refiriendo a la suya y la mía, no mire para otro lado. Mientras tanto,… felices sueños.

Agrupación Arturo Jauretche


Queridos compañeros:

Nos es grato dirigirnos a Uds, para hacerles llegar una cordial invitación al lanzamiento de un nuevo ciclo en la vida institucional de nuestro Movimiento Nacional.
Para esta ocasión, tenemos el placer de recibir en Venado Tuerto; al Dr. Luis Alberto Terroba, quién compartirá con nosotros su obra: “La Constitución del 49, Una Causa Nacional".
Un debate imprescindible, sobre una lucha que no podemos perder, si nuestro objetivo es la Patria Justa, Libre y Soberana.

La cita es el viernes 19 de septiembre, en Brown 1663, Venado Tuerto, a las 20:30 hs.