viernes, 13 de noviembre de 2009

13 de Noviembre, día del Pensamiento Nacional


Una nación se constituye en base a lazos culturales, a una historia común, lengua y un territorio. Pero esto es insuficiente si no hay una idea de mantenerla viva en el tiempo, es decir si no hay un proyecto de vida nacional. El pueblo busca modificar las condiciones de subdesarrollo de su existencia y lograr la independencia. Un país sin nación está condenado a ser una mera colonia de los imperios y a un subdesarrollo perpetuo. La nación es la consecuencia de un proceso histórico que los pueblos llevan adelante como actitud defensiva en busca de su existencia en el tiempo.¿Qué es el pensamiento Nacional? Es aquel conjunto de ideas (y acciones) tendientes a lograr la libertad, desarrollo e independencia de nuestro pueblo a partir del conocimiento de nuestra realidad y en base a nuestras particularidades. Comencemos por diferenciar pensamiento nacional de pensamiento “argentino”. Borges era un intelectual argentino (nació aquí), pero no era un pensador nacional, toda vez que su obra literaria siempre estuvo dispuesta a fugarse y sus incursiones políticas buscaron admirar a los imperios que nos sometían antes que a combatirlos. En cambio Raúl Scalabrini Ortiz, Arturo Jauretche, Juan José Hernández Arregui, Jorge Abelardo Ramos, Jorge Enea Spilimbergo, José María Rosa, John William Cooke, Norberto Galasso, entre otros, son pensadores nacionales, ya que sus obras (más allá de sus diferencias puntuales) buscan la liberación nacional. Y la independencia real no es solo formal (himno, escudo o bandera); la independencia debe ser económica, social y cultural. Fue Scalabrini Ortiz quien a comienzos de los años ´30 indagó las causas de nuestra dependencia. Identificando al imperialismo inglés (y norteamericano) como los dueños de nuestras cadenas…y dueños de los bancos, de los puertos, de los trenes, de los elevadores de granos, de los teléfonos, del crédito y de la tierra…Con sumas dificultades y luchando contra el aparato cultural sustentado por la oligarquía, Scalabrini Ortiz publicó artículos periodísticos y libros denunciando nuestra situación colonial que le valieron el silenciamiento y el desprecio de parte de los círculos literarios: “Política británica en el Río de la Plata” (1936), “Historia de los ferrocarriles argentinos” (1940), “Los ferrocarriles deben ser del pueblo argentino” (1946). Fue parte de F.O.R.J.A., en donde hizo difusión de sus ideas.Arturo Jauretche, profundizando lo expuesto por Abelardo Ramos, disparó su crítica contra el aparato cultural montado por la oligarquía que buscaba colonizar las ideas y las mentalidades para sumirnos en el subdesarrollo. Su lucha fue en contra de las “zonceras” impuestas desde afuera por el colonizador y que eran alegremente repetidas por sus sirvientes locales. Ya en 1934 había publicado “El paso de los libres”, en homenaje a la resistencia radical en contra del golpe que derrocó a Yrigoyen. Los libros fundamentales de Jauretche son “Los profetas del odio” (1957), “Política y revisionismo histórico” (1959), “Manual de zonceras argentinas” (1968). Militó en el yrigoyenismo y en el peronismo. Hernández Arregui logró sintetizar su formación marxista con la realidad en la que vivía (peronismo) y aplicar la teoría a un caso concreto con sus particularidades. Su fenomenal obra “La formación de la conciencia nacional” (1960) sin dudas posee una vigencia y una firmeza teórica que la hacen imprescindible. Criticó a los partidos liberales argentinos y a los figurones culturales alejados de lo popular: Sábato, Ocampo, Borges, etc. Otras obras: “Imperialismo y cultura” (1957), “¿Qué es el ser nacional?” (1963), “Nacionalismo y liberación” (1969), y “Peronismo y socialismo” (1972).Jorge Abelardo Ramos fue el principal difusor de las ideas de la llamada Izquierda nacional, que sin renunciar a su identidad política, acompañó al movimiento de masas en forma crítica. El aporte fundamental de esta corriente fue su comprensión de los fenómenos populares de masas (yrigoyenismo y peronismo) en contra de quienes los descalificaban por su contenido plebeyo. Ramos escribió “Revolución y contrarrevolución en la Argentina” (1957), que sintetiza una nueva interpretación de la Historia argentina en contra de la versión oficial y del nacionalismo de derecha. Más allá de sus claudicaciones finales, Ramos fue sin duda un gran historiador y polemista del campo popular. Publicó también: “Breve historia de las izquierdas en la Argentina”. Y justamente, para establecer la exacta diferencia entre el nacionalismo oligárquico (el de la sociedad rural) y el nacionalismo revolucionario, otro hombre de la izquierda nacional, Jorge Enea Spilimbergo publicó: “Nacionalismo Oligárquico y Nacionalismo Revolucionario (1956), además de participar activamente en política manteniendose independiente respecto del peronismo, pero acompañando al movimiento nacional, por aquello de “golpear juntos, marchar separados”. José Maria Rosa, proveniente del revisionismo rosista, esquivó el elitismo del nacionalismo de derecha y fue el historiador más popular del peronismo, al que adhirió. Su crítica a la historia oficial se basó en un serio trabajo de archivo, desenterrando documentos que probaban el carácter entreguista de algunos “próceres”, como Rivadavia. Caído el peronismo fue despedido de sus cátedras, encarcelado por “corromper” a la juventud con su rosismo y por prestar auxilio a John William Cooke (de la izquierda peronista). Algunas de sus obras: “Defensa y pérdida de nuestra independencia económica” (1943), “La guerra del Paraguay y las montoneras argentinas” (1965) y los 13 tomos de la Historia Argentina.John William Cooke, hombre de la izquierda peronista que con solo 25 años fue electo diputado en 1946. Cooke pensaba que el peronismo debía profundizar su acción revolucionaria, pero no obstante eso reconocía la movimiento como lo más avanzado de la clase obrera argentina en sus reivindicaciones sociales y políticas. Fue delegado de Perón entre 1956/59. Criticó el burocratismo sindical e impulsó la insurrección armada contra las dictaduras. Su principal obra es “Apuntes para la militancia” (1964) donde analiza la realidad política y social de la Argentina de la época.Norberto Galasso, es un gran difusor de las ideas de la izquierda nacional. En su extensa producción historiográfica rescata las figuras olvidadas o silenciadas por el poder mediático: Scalabrini Ortiz, Jauretche, Discépolo. De forma accesible y contundente expone sus críticas a la historia liberal (de Mitre a Donghi y Romero) y brinda una interpretación diferente de la revolución de mayo, del radicalismo y del peronismo. Sus obras más importantes: “Jauretche: de Yrigoyen a Perón” (y “La revolución inconclusa”), “Seamos libres y lo demás no importa nada” (biografía de San Martín), “Perón” (dos tomos), “Mariano Moreno: el sabiecito del sur”, “Los malditos” (donde reúne las biografía de hombres y mujeres olvidados por al aparato cultural). Lleva adelante el “Centro Cultural Discépolo” y actualmente prepara un libro de historia integral de la Argentina. Esta apretada síntesis sobre algunos de los hombres del pensamiento nacional es un modesto homenaje a quienes hicieron mucho por la liberación de nuestro pueblo sin pedir nada.

Javier Prado

1 comentario:

Anónimo dijo...

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Saludos