El Militante
Tiene la mirada húmeda, y los huesos calados por el frío; 83 años de lucha y trabajo; de coherencia y honradez… y muchas ganas de seguir.
En más de una ocasión tuvo que arriesgar la vida para sobrevivir. Tuvo que pegar un puntazo con un verijero, para que un patrón abusador lo respetara y no lo curtiera a lonjazos. Fue boyero, jornalero de Carelli, mozo, boxeador… buscó las mil y una formas de subsistir. Una casualidad lo llevó a ser empleado de la compañía Argentina de electricidad y llegó a ser delegado del gremio de Luz y fuerza, ocupando luego la secretaría gremial.
El compañero Pedro Esteban Palacios, luego de una vida entera de lucha a destajo y pagas pobres, se niega a bajar los brazos, por el contrario, este tozudo descendiente de tobas planea, proyecta, propone. Quiere seguir adelante, y no se anda con chicas. Propone REFUNDAR LA PATRIA… y así habla a quién quiera oírlo:
Refundar la patria, por Pedro Esteban Palacios:
Nos lo indica nuestra propia vida, nuestra propia experiencia. Desde que llegaron los colonizadores españoles, nosotros, los naturales de este suelo, vivimos las peores calamidades. Nos quitaron todo lo que era genuinamente nuestro. Sufrimos todos los vejámenes imaginables. Nos persiguieron y asesinaron a mansalva hasta casi eliminarnos por completo.
Luego, con el advenimiento de la Constitución, creímos que por fin éramos un país soberano y civilizado. Sin embargo una vez más nos equivocamos: aquellos constituyentes –hijos mediatos de extranjeros– no supieron mirar para adentro y por eso hoy nuestra constitución tiene grandes falencias en su articulado.
San Martín dijo: Serás lo que debas ser o no serás nada. Y ¿qué somos hoy? Somos un país sometido a la coima y a la voracidad financiera de los países ricos. Esa es la cruel verdad.
Sin embargo, todavía estamos a tiempo, hay salida. Debemos refundar nuestra patria, debemos ser capaces de construir nuestra verdadera libertad.
Quiero ser sincero, yo nunca tuve otra idea política que la del peronismo. En mi juventud adherí a la Alianza Nacionalista en apoyo a las políticas de Perón y Farrel, quienes instituyeron las leyes laborales dando calidad de seres humanos a los trabajadores y aboliendo la explotación del hombre por el hombre. En aquel proceso se fomentó la industria nacional (antes no se fabricaban en nuestro país ni la agujas para destapar calentadores a kerosene) por eso me hice peronista, porque intuí que era una doctrina, no una plataforma electoral que se escribe con la mano y se borra con el codo. Pero el tiempo pasó, muchos traidores nos gobernaron y hoy estamos más sometidos que nunca.
E sta realidad me duele y me desvela. No quiero este país para mis nietos y por eso propongo la REFUNDACIÓN. Refundación que nos libere de todos los pulpos que nos asfixian con sus tentáculos egoístas. Refundación que revise todas las leyes adaptándolas a los intereses del pueblo. Refundación que acabe con este binomio perverso de importadores-exportadores, oligarcas que han explotado a nuestro país desde hace décadas. Refundación que recupere todas las riquezas del subsuelo nacional, que recupere el ferrocarril, la siderurgia, los puertos, los aeropuertos y todo aquello que sea clave pare un real despegue productivo. Refundación que cree fábricas, pequeñas, medianas, grandes, livianas y pesadas. Tenemos petróleo, acero, tuzteno, cobre, aluminio, plata, oro...y material humano preparado en nuestras universidades deseosas de participar de un verdadero proyecto nacional. Refundación que industrialice todas las materias primas que disponemos. Basta de vender soja, vendamos aceite y sus derivados.
B asta de comprar lo que podemos fabricar. Basta de abrirle nuestras puertas a los Bancos expoliadores internacionales. Todas las operaciones financieras internas y externas deben hacerse con el Banco Nación y las Bancos Provinciales.
En definitiva, basta de este capitalismo hereje y entreguista que sólo nos ha traído injusticias, persecuciones, muerte y explotación.
R efundarnos es la opción, no hay otra.
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